martes, 1 de junio de 2010

EL CUENTO DEL AGUA EMBOTELLADA SE TORNÓ LEGAL

El camino se vio con las bolsas plásticas: primero se empezó a alertar sobre su uso excesivo, luego a alentar a la gente para que elija bolsas reutilizables, y recientemente se prohibió su uso en diversas ciudades del globo. Ahora este curso parece estar teniendo lugar con el agua embotellada.

Si bien hace algún tiempo ya se viene hablando sobre el problema del consumo excesivo del agua embotellada (y lo ridículo de que esto sea en Estados Unidos, donde el agua de red es en la mayoría de las ciudades perfectamente sana), durante el último Día Mundial del Agua se esparció por la web un video que avivó la discusión.

Los resultados no tardaron mucho en aparecer. Mientras las empresas productoras de agua embotellada se desviven lanzando campañas para mejorar su imagen, un pequeño pueblo de Massachusetts tomó la delantera en Estados Unidos y ha votado para prohibir su venta.

La iniciativa surgió de Jean Hill, una activista de 82 años que convenció a sus vecinos y dirigentes municipales de Concord de tomar la acción. La movida fue rápidamente aplaudida por ambientalistas, que propusieron llevar la idea a nivel estatal y hasta nacional.

Pero las cosas no son tan fáciles: quedan dudas sobre la legalidad de la medida, y además ésta podría estar en contra de la libertad de comercio y podría ser rechazada por una corte si los ejecutivos de la industria presentan demandas.

También queda la resistencia de la industria. Como nota un artículo del Boston Globe, al conocer la decisión de Concord, ejecutivos del sector reaccionaron argumentando que una medida que busca hacer que las personas tomen menos agua es perjudicial para la salud y que es injusto apuntar sólo contra un producto cuando muchos otros generan desperdicios plásticos. Sin embargo, fue una reacción tibia. La batalla realmente se verá si la tendencia se esparce por el país y llega a mercados más grandes.

Y seguramente eso pase, ya que las acciones en torno a la reducción del consumo de agua embotellada van en aumento. El mismo artículo del Globe nota que más de 100 ciudades de Estados Unidos han reducido compras de este producto y otro pueblo de Australia (Bundanoon) acordó prohibir su uso.

Está claro que el agua embotellada no es el único villano de la película y que de hecho puede ser un producto útil en ciertas circunstancias (en zonas donde no hay agua potable, o en zonas de desastres naturales, por ejemplo).

El tema a combatir es el consumo excesivo y sin sentido de este tipo de productos. Pero, al parecer, para lograr esto no basta con crear consciencia, sino que hace falta ir a lo legal.

¿Es un hecho que la gente sólo reacciona a medidas legales? ¿Puede crearse cambio sin este tipo de medidas? ¿Qué opinan?

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