sábado, 5 de junio de 2010

Soy ECOlombiana!




Entre el mar de malas noticias que el petroleo nos ha traído en estos días, me pareció muy interesante la iniciativa del Ministerio del Medio Ambiente, Vivienda y Desarrollo en asocio con un grupo de empresas privadas, para la creación de la campaña Soy ECOlombiano.

El objetivo es promover una conciencia ambiental, a través de una campaña con un concepto nacional unificado, que sea visible a los diferentes sectores de la sociedad, incluyente y participativo; capaz de despertar y aumentar el interés del público y generar sentido de pertenencia de sus riquezas, buscando así inducir a comportamientos ambientalmente responsables, encaminados hacia la preservación del medio ambiente, mejoramiento de la calidad de vida y el uso racional de los recursos naturales.

Esta campaña en pro de la conservación del medio ambiente,la biodiversidad y el reciclaje, se llevará través de la interactividad de una una página de internet, donde podemos medir la popular huella ecológica, comprometernos con el medio ambiente, viajar por la biodiversidad del país y asumir el compromiso que te hará decir con orgullo ¡Soy ECOlombiano!. Además, se podrán conocer noticias relacionadas con la preservación del medio ambiente, información sobre otros proyectos y campañas ecológicas.

Yo ya medí mi huella ecológica y me anuncia que estoy atentando (hasta inconscientemente) con el ambiente. Los invito a que midan la suya y conozcamos la forma de ponerle freno a los daños ocasionados con intención y "sin querer queriendo".

No lo olviden http://www.soyecolombiano.com/



martes, 1 de junio de 2010

EL CUENTO DEL AGUA EMBOTELLADA SE TORNÓ LEGAL

El camino se vio con las bolsas plásticas: primero se empezó a alertar sobre su uso excesivo, luego a alentar a la gente para que elija bolsas reutilizables, y recientemente se prohibió su uso en diversas ciudades del globo. Ahora este curso parece estar teniendo lugar con el agua embotellada.

Si bien hace algún tiempo ya se viene hablando sobre el problema del consumo excesivo del agua embotellada (y lo ridículo de que esto sea en Estados Unidos, donde el agua de red es en la mayoría de las ciudades perfectamente sana), durante el último Día Mundial del Agua se esparció por la web un video que avivó la discusión.

Los resultados no tardaron mucho en aparecer. Mientras las empresas productoras de agua embotellada se desviven lanzando campañas para mejorar su imagen, un pequeño pueblo de Massachusetts tomó la delantera en Estados Unidos y ha votado para prohibir su venta.

La iniciativa surgió de Jean Hill, una activista de 82 años que convenció a sus vecinos y dirigentes municipales de Concord de tomar la acción. La movida fue rápidamente aplaudida por ambientalistas, que propusieron llevar la idea a nivel estatal y hasta nacional.

Pero las cosas no son tan fáciles: quedan dudas sobre la legalidad de la medida, y además ésta podría estar en contra de la libertad de comercio y podría ser rechazada por una corte si los ejecutivos de la industria presentan demandas.

También queda la resistencia de la industria. Como nota un artículo del Boston Globe, al conocer la decisión de Concord, ejecutivos del sector reaccionaron argumentando que una medida que busca hacer que las personas tomen menos agua es perjudicial para la salud y que es injusto apuntar sólo contra un producto cuando muchos otros generan desperdicios plásticos. Sin embargo, fue una reacción tibia. La batalla realmente se verá si la tendencia se esparce por el país y llega a mercados más grandes.

Y seguramente eso pase, ya que las acciones en torno a la reducción del consumo de agua embotellada van en aumento. El mismo artículo del Globe nota que más de 100 ciudades de Estados Unidos han reducido compras de este producto y otro pueblo de Australia (Bundanoon) acordó prohibir su uso.

Está claro que el agua embotellada no es el único villano de la película y que de hecho puede ser un producto útil en ciertas circunstancias (en zonas donde no hay agua potable, o en zonas de desastres naturales, por ejemplo).

El tema a combatir es el consumo excesivo y sin sentido de este tipo de productos. Pero, al parecer, para lograr esto no basta con crear consciencia, sino que hace falta ir a lo legal.

¿Es un hecho que la gente sólo reacciona a medidas legales? ¿Puede crearse cambio sin este tipo de medidas? ¿Qué opinan?